Los libros no se abren con consignas, por la niñez, por la educación



Manuel Solís | Desde el Caribe |

-Durante casi dos meses, el interés superior de la niñez fue relegado a segundo plano bajo la bandera de una “resistencia” que, aunque legítima en sus reclamos laborales, olvidó que en cada aula cerrada se suspendía también un futuro

Después de 56 días de paro que dejó a miles de niños y niñas sin clases en Quintana Roo, el Comité de Lucha magisterial ha entregado simbólicamente las instalaciones de la Secretaría de Educación en Chetumal, anunciando un esperado regreso a clases el próximo 28 de abril. Más que una victoria del movimiento, este regreso representa una derrota silenciosa para lo más importante. << El derecho de la niñez a recibir una educación continua, digna y de calidad.>>

Durante casi dos meses, el interés superior de la niñez fue relegado a segundo plano bajo la bandera de una “resistencia” que, aunque legítima en sus reclamos laborales, olvidó que en cada aula cerrada se suspendía también un futuro. La educación pública es un derecho, no un rehén.

Los dirigentes magisteriales hablan de convicción, de libros abiertos y pupitres vacíos, pero la realidad es que fueron miles de niños y niñas quienes pagaron el precio de un paro prolongado. Un paro que, lejos de fortalecer el tejido social, generó rezagos, afectaciones emocionales y desconcierto en familias que dependen del sistema educativo para salir adelante.

Sí, todo trabajador merece un retiro justo. Pero ningún derecho puede imponerse por encima del de millones de estudiantes a aprender. La educación es la herramienta más poderosa que tenemos como sociedad, y cuando quienes deben impartirla la interrumpen por tiempo indefinido, dejan de ser defensores del magisterio para convertirse en obstáculos del porvenir.

La niñez no puede seguir siendo rehén de agendas sindicales o políticas. Lo que el país necesita son maestros comprometidos con la formación, no con el chantaje. Agradecer a los padres de familia por su “comprensión” es una contradicción cuando fueron ellos y sus hijos los más afectados.

Ahora, con una nueva amenaza de huelga nacional anunciada para el 15 de mayo, cabe preguntarse: ¿hasta cuándo el sistema magisterial estará al servicio de todo, menos de los alumnos? Es momento de que los maestros regresen al aula y pongan al estudiante en el centro. Porque sin educación no hay país, y sin clases no hay futuro.


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