Chetumal,Q Roo.-El vacío de poder sindical que enfrentan los trabajadores del Congreso del Estado tras el vencimiento de la Toma de Nota de Mercedes Rodríguez Ocejo es sintomático de una crisis más profunda en el sistema de representatividad laboral dentro de las instituciones públicas. La falta de una resolución por parte de la autoridad laboral no solo deja a los burócratas sin una representación legítima, sino que también refleja el deterioro en la confianza y legitimidad del liderazgo sindical.
El caso de Rodríguez Ocejo, quien tras asamblea totalmente viciado de principio a fin, quiso una extensión de su mandato, es un claro ejemplo de la estrategia de perpetuación en el poder mediante el desgaste y la apatía. Al no convocar de manera transparente a un nuevo proceso electoral, se priva a los trabajadores de ejercer su derecho a elegir a sus representantes, lo que pone en entredicho la naturaleza democrática del sindicato.
Este escenario plantea dos cuestiones fundamentales: por un lado, la urgencia de que las autoridades laborales intervengan para garantizar un proceso de sucesión sindical claro y legítimo; y por otro, la necesidad de que los trabajadores mismos ejerzan presión para que se respeten sus derechos de representación. La inacción solo perpetúa un estado de incertidumbre que puede resultar en un debilitamiento de la capacidad negociadora del sindicato frente a la parte patronal.
Si no se actúa de manera pronta y decisiva, el sindicato corre el riesgo de convertirse en una entidad sin legitimidad ni autoridad, mientras que los trabajadores se verán cada vez más vulnerables en sus demandas laborales. En este sentido, el caso del Sindicato Único de los Trabajadores al Servicio del Honorable Congreso del Estado (SUTAHCE) es un recordatorio de la importancia de procesos sindicales democráticos y transparentes en la defensa de los derechos laborales.
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