Protestan burócratas del SUTAGE, exigen elecciones sindicales universales, libres, secretas, directas y transparentes"

Redacción/HechosdelCaribe

Chetumal, Q Roo.-La protesta de los burócratas del SUTAGE (Sindicato Único de Trabajadores al Servicio del Gobierno del Estado) ha desatado una discusión profunda sobre la relación entre los trabajadores del estado y la dirigencia sindical. La figura de Paula Guadalupe Mendoza Ramírez, quien lidera el sindicato, se encuentra en el ojo del huracán, pues su gestión es percibida como ilegítima por un amplio sector de los trabajadores, quienes exigen nuevas elecciones sindicales que sean libres, directas y secretas.

Este descontento no es aislado ni es la primera vez que emerge en el ámbito sindical estatal. Las movilizaciones de los trabajadores ante lo que consideran una violación de sus intereses reflejan una desconfianza hacia las estructuras que deberían protegerlos. La marcha por la Avenida Héroes, una manifestación pacífica pero contundente, revela un malestar que va más allá de la figura de Mendoza Ramírez: apunta hacia una demanda estructural de transparencia, inclusión y mayor participación democrática dentro del sindicato.

El papel del tribunal de conciliación y arbitraje, clave en la resolución de este tipo de conflictos, es hasta ahora ambiguo. Su silencio ha generado incertidumbre y puede ser interpretado como una señal de complicidad con un liderazgo sindical cuestionado. Esta actitud, o la falta de una postura clara, podría ser vista como un intento por mantener un status quo que va en detrimento de los trabajadores. Si bien la secretaria de gobierno no tiene una responsabilidad directa sobre el manejo interno del sindicato, su rol es crucial en el establecimiento de las condiciones laborales y en la interlocución entre las partes.

Lo que está en juego es más que la dirigencia sindical actual; la legitimidad de las autoridades que representan a los trabajadores se convierte en un tema central no solo para proteger los derechos laborales, sino también para preservar un equilibrio necesario entre las instituciones gubernamentales y la clase trabajadora. La manera en que se resuelva esta protesta, o la indiferencia ante ella, podría sentar un precedente que afecte futuros conflictos laborales tanto en el estado como a nivel nacional.

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